En la audiencia general, Francisco habló de los Salmos de la Biblia, describiéndolos como «cantos» inspirados por el Espíritu y puestos por Él «en los labios de la Esposa». A veces se resienten de la situación histórica, observó, pero «no hay estado de ánimo o necesidad» en la que no acudan a nuestro rescate introduciéndonos en esa «gran orquestación que es la comunión de los santos». La invitación a hacer sonar «una verdadera sinfonía de oración» con vistas al Jubileo