Francisco visitó el Hogar Santa Teresa, un centro asistencial y hospitalario de 90 años de antigüedad situado en las afueras de la ciudad, para saludar al personal y a los huéspedes, entre ellos, el arzobispo emérito de Singapur, Nicholas Chia Yeo Joo, algunos de los cuales tienen más de 100 años o padecen enfermedades graves. El Pontífice aseguró sus oraciones y su perdón y pidió a todos que rezaran: «Gracias por vuestra paciencia».