En los últimos treinta años, la Iglesia belga se ha visto marcada por una sucesión de escándalos de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables por parte de miembros del clero. El episcopado fue uno de los primeros de Europa en afrontar a fondo este problema y tomar medidas para responder a las víctimas y prevenir futuros casos. Se espera que el Papa Francisco se reúna con unas 15 víctimas durante su visita a Bélgica.