El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas habló durante una sesión de la Asamblea General en Nueva York: la falta de una definición clara de género socavaría los esfuerzos «para prevenir y perseguir aquellos crímenes que afectan desproporcionadamente a las mujeres, como la violación, la esclavitud sexual y la prostitución forzada».