Al final de la audiencia general, el Papa dirige su pensamiento a los países afectados por la guerra: Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y, una vez más, insta a no olvidar que «la guerra es una derrota». Luego recuerda el testimonio del beato Popiełuszko: «Que los sostenga en la construcción de la unidad en el espíritu de la verdad y del respeto de la dignidad humana»