En su discurso a los miembros del Consejo Nacional de Jóvenes italianos, Francisco invitó a las nuevas generaciones a ser «testigos de la belleza de la vida» sin dejarse influir por el «pesimismo» y el «escepticismo». Los conflictos deben transformarse en «capacidad de escucha»: superarlos significa haber «apuntado más alto» que las «arenas movedizas de la enemistad»