El vicario de la Custodia de Tierra Santa está aterrorizado por las consecuencias de un asalto a Gaza. Lamenta que sus repetidos llamamientos a la diplomacia occidental hayan sido desoídos durante décadas y que nunca se haya puesto en marcha seriamente una mesa de diálogo. Hace falta una delegación internacional, no armas, subraya: “Lo que hace falta es una verdadera conciencia para devolver la paz a esta tierra, porque es posible”.