El arzobispo Caccia, observador permanente ante la ONU, se dirige a la Asamblea General en Nueva York: “Estos pueblos tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural. La falta de respeto es una forma de violencia”. Preocupación por el turismo no sostenible: “Puede llevar a la mercantilización de la cultura y el territorio”.