Un mensaje a los hombres y mujeres del mundo agrícola para subrayar el valor de su trabajo y el riesgo de que el desarrollo de las nuevas tecnologías y la búsqueda del beneficio lleven por sí solos a la explotación de la tierra, con consecuencias negativas sobre la propia naturaleza y sobre la humanidad. Esto escribió Francisco dirigiéndose a los participantes en la “Aldea Coldiretti” de Roma.