En los dos países africanos, en las escuelas fundadas por los Hijos de María Inmaculada, se trabaja por la autonomía de los niños sordos, excluidos de la vida social y económica. El Superior Provincial de Italia, el padre Dall’Era: todos los alumnos, incluso los sanos, se relacionan a través del lenguaje de signos. No hay discriminación, hay una hermosa integración, pero hay que admitir que el estigma es difícil de erradicar.