El Observador Permanente de la Santa Sede, ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, reiteró la necesidad de defender la dignidad humana porque «sin ella no se puede ejercer ni disfrutar de ningún otro derecho». Sobre la cuestión nuclear y la carrera armamentística: es lamentable que la comunidad internacional «haya optado por la división en lugar de abrazar un espíritu de fraternidad».