Concluye la Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos con una solemne misa presidida por el Papa Francisco, en la que el Pontífice ha recordado a los participantes que la mayor reforma de la Iglesia es “adorar a Dios y amar a los hermanos con su mismo amor” y les pide luchar siempre contra las idolatrías: “Estemos vigilantes, no vaya a ser que nos pongamos nosotros mismos en el centro, en lugar de poner a Dios”.