En la catedral de San Esteban, el arzobispo hizo un balance de sus casi tres décadas de servicio, al tiempo que expresó esperanza para el futuro de la Iglesia. Una celebración dedicada a la gratitud y la confianza. Estuvieron presentes unas 4.000 personas, entre ellas, el presidente Van der Bellen: “Siempre ha estado a favor de las personas marginadas, según los valores del Evangelio. Puede estar orgulloso de sí mismo”.