Francisco recibe en audiencia a los participantes en los capítulos generales de cuatro congregaciones y les recuerda el “examen final” de la vida cristiana que será sobre los gestos de amor hechos hacia los pobres, los que sufren, los descartados: no seleccionen personas con criterios mundanos, en sus asambleas, que esté siempre vivo y palpitante el impulso de la gratuidad.