En el XXX Domingo del Tempo Ordinario, el Papa Francisco recuerda que el amor a Dios y al prójimo “son inseparables el uno del otro” y que no se puede amar seriamente a los demás si no se tiene esta raíz, que es “el amor de Dios”.
En el XXX Domingo del Tempo Ordinario, el Papa Francisco recuerda que el amor a Dios y al prójimo “son inseparables el uno del otro” y que no se puede amar seriamente a los demás si no se tiene esta raíz, que es “el amor de Dios”.