Francisco escribe a la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, que afronta una «crisis» con el programa lanzado por el recién elegido presidente Trump de deportaciones masivas de inmigrantes y refugiados clandestinos: «Un auténtico Estado de derecho se verifica en el trato digno que merecen todas las personas, especialmente las más pobres y marginadas». El Papa pide una política que regule una migración ordenada y legal e insta a los católicos a no ceder a narrativas discriminatorias.