En su reflexión previa al Ángelus, Francisco destacó la actitud hipócrita, denunciada por Cristo, de algunos escribas, que «tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo» se arrogaban privilegios y se comportaban «como corruptos», aprovechándose a espaldas de los demás, «cometiendo injusticias y garantizando la impunidad». Desempeñar papeles de poder, en cambio, significa sacrificarse, indicó el Pontífice, tener ternura hacia las personas, especialmente hacia las más necesitadas.