Durante la audiencia general, Francisco se detuvo en las masacres de personas que huyen de guerras y calamidades, obligadas a cruzar los peligros de territorios hostiles, arriesgando con demasiada frecuencia sus vidas. No sirven las leyes restrictivas ni la militarización de las fronteras, sino «vías de acceso seguras y regulares» y «una gobernanza global de las migraciones basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad»