Antes de la audiencia general, el Papa Francisco se reunió en Roma con siete chicas de Járkov gracias a la Asociación Memoria Viva que les ofrece ayuda y asistencia. Entre ellos se encontraba Veronika, de 18 años, quien fue alcanzada en un ataque que casi la mata. Curada en Italia gracias a un canal abierto por el cardenal Zuppi, entregó al Papa “Vilna”, la muñequita con la astilla que casi le atravesó el corazón. Claudia Conte, directora de la escuela: “Queremos ayudarlas a crecer sin odio”.