Minutos antes de que expirara el ultimátum lanzado por el ejército israelí para evacuar el norte de la Franja, el Pontífice telefoneó por cuarta vez al padre Gabriel Romanelli, que sigue en Belén, expresándole su preocupación, cercanía y oración. Cientos de personas acogidas en la parroquia, con fieles que optaron por permanecer bajo los bombardeos.