La abadía cisterciense de Heiligenkreuz en Austria es la más antigua del mundo, tiene casi 1000 años y cuenta con más de 100 monjes. Nunca ha tenido “interrupciones” en su historia y ahora es un oasis de la Iglesia Católica en Europa, con el amor a Dios y a los demás como centro de su obra y con el querido Benedicto XVI como “aliado”.