Monseñor Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino ayer ante la Tercera Comisión para la protección de los derechos humanos de la Asamblea General de la ONU y subrayó que la dignidad es inherente a la vida de todo ser humano, es igual en todas las personas y viene dada por Dios: los derechos humanos no son concesiones de los Estados ni de los gobiernos, si acaso es su deber promoverlos y protegerlos…