Latinos, maronitas, caldeos y melquitas no se mueven de la ciudad que vuelve a sumirse en la pesadilla de la guerra. El maronita monseñor Tobji señala que no hay derramamiento de sangre, a pesar de la total inseguridad. La iglesia está abierta y todos piden oraciones. El franciscano Monseñor Hanna Jallouf se ha asegurado de que todo el mundo esté bien en las comunidades católicas: muchos temen robos y violencia.