Entre las iniciativas del Jubileo inaugural del siglo XX estuvo la de colocar cruces o estatuas del Redentor en las cimas de las montañas de las regiones italianas, de norte a sur. El proyecto fue impulsado por el Papa León XIII, pero luego se convirtió en el fruto de una acción coral de hombres y mujeres de cada zona montañosa que expresaron así su fe y al mismo tiempo demostraron la unidad de las comunidades.