Celebración en San Pedro al final de la Jornada de ayuno y oración convocada hoy, 27 de octubre, para invocar la paz en un mundo marcado por la violencia. Francisco se dirigió a la Virgen y le confió el destino de la humanidad: “Sacude el alma de los atrapados por el odio, convierte a los que fomentan los conflictos. Seca las lágrimas de los niños, abre destellos de luz en la noche de los conflictos”.