La última cita del Papa Francisco en Mongolia ha sido para inaugurar la Casa de la Misericordia, en estas palabras, dijo Francisco, está la definición de la Iglesia, que está llamada a ser hogar acogedor donde todos pueden experimentar un amor superior, que mueve y conmueve el corazón; el amor tierno y providente del Padre, que nos quiere en su casa como hermanos y hermanas.