El Papa Francisco inauguró la Casa de la Misericordia de Ulán Bator, en el último día de su viaje a Mongolia. Fue una ocasión para reiterar la importancia fundamental de la caridad en la Iglesia y recordar el papel del voluntariado libre y alejado de la lógica del beneficio personal. Para hacer el bien, explicó, lo único que se necesita es un buen corazón